domingo, 16 de marzo de 2014

“Mi pasión es comprar vestidos mientras como helado de guanábana”


El sábado 16 de junio falleció la conocida maestra y ateneísta María de Arroyo, a causa de una enfermedad que la aquejaba desde hace unos meses, y le producía retención de líquidos en las piernas. Familiares, amigos y demás conocidos lamentaron esta pérdida expresando que llevarán en sus corazones el legado de La Maestra. Hoy, esta valerana de corazón será recordada a través de la última entrevista que ofreció en vida


Preocupada por su cabello

Ailyn Hidalgo Araujo

El sábado 16 de junio partió a los brazos de Dios la conocida maestra y ateneísta María de Arroyo, a causa de una enfermedad que la aquejaba desde hace unos meses, y le producía retención de líquido en las piernas. Hoy, esta valerana de corazón será recordada a través de la última entrevista que ofreció en vida: 

-"Si hubiera sabido que venían tan temprano a entrevistarme en mi casa, me habría ido a la peluquería, ¡miren como cargo este pelo!- expresa María Albertina Orta de Arroyo al recibir a sus visitantes. 

Al entrar a su hogar, se observa un cuadro grande de Jesucristo abriendo los brazos y asimismo, la conocida como "Mamá Socorro" da la bienvenida e invita a tomar un cafecito. 

Con la memoria de elefante, Arroyo dice que si le piden que cuente su vida desde que tenía 5 años y vivía en Petare-Caracas, ella lo hace. Pues, los 79 años de edad que tiene, solo se perciben en sus pies que desde hace 6 meses están hinchados por retención de líquido; "estuve varios días hospitalizada y por eso no estoy en la playa" expresa sonriendo. 

Mamá Socorro no deja salir las risas que contiene en sus labios y mirando su blusa marrón dice "mi pasión es ir al centro a comprar vestidos mientras estoy comiendo helado de guanábana. Ah, y claro que lo encuentro porque sino, me lo trae uno de mis 5 hijos (que antes eran 7), mis 17 nietos o hasta los 18 bisnietos que ya tengo". 

Siempre dispuesta a contar anécdotas
El centro de la vida de Arroyo por 35 años fue la directiva del antiguo Ateneo de Valera, con apenas nombrar las primeras letras del centro cultural, el borde sus ojos se subrayan de rojo y con la fuerza de un respiro profundo logra contener las lágrimas. "Ni me preguntes por eso por favor, hoy en día procuro no pasar ni por el frente de las instalaciones" pronuncia balanceando la mano de lado a lado. 

Caraqueña y valerana 

"El día que cumplí 25 años, 7 de agosto de 1958, llegué a Valera solo por tres meses porque mi esposo venía a trabajar en una compañía. Sin darme cuenta esas semanas se convirtieron en 54 años" María vuelve a reír, cruza las piernas y mira hacía la ventana resaltando su piel morena y pupilas color café. 

"Yo soy una negra, fea y gorda que vino a quedarse aquí muy feliz junto con mi compañero de toda la vida, Rafael Arroyo de 88 años, con quien ya tengo 58 años de matrimonio. Él era directivo de la asociación de softbol y también jugaba" María agrega -¡ay! cuidao se le revienta la cámara sacándole fotos a esta viejita". 

Personajes del ayer

Con innumerables anécdotas la fluida conversación no da tregua al silencio, un sinfín de historias no se pueden concentrar en una página y escogiendo lo más sustancial, Arroyo comienza a hablar de Valera y sorprendida afirma que ya no es un pueblo sino toda una ciudad:

Arroyo junto a uno de sus nietos
"Cuando me vine para Valera era tranquila, bellísima, ¡limpia!, no habían supermercados sino abastos. También era muy apacible, atractiva por su ambiente. Aunque me costó adaptarme porque estaba acostumbrada al agite de Caracas, pero la amistad y gente de aquí jamás la puedo olvidar, es maravillosa". 

Recuerda a "Maximina Salas y a la señora Josefa de Matheus, al popular Rengo que caminaba arrastrado por el centro y era muy grosero, y al Guacharaco que popular bebedor. Como añoro la Valera anterior, ahora aquí hay de todo menos valeranos". 

Orgullosa de Tailandé 

No hacen falta las preguntas, María toma las riendas de la entrevista y aún con sonrisas, suspira y narra "en mi familia todos son deportistas de atletismo, básquetbol y voleibol, la más destacada de mis hijos fue Tailandé".

"Ella a los 18 años consigue ser la primera voleibolista trujillana en pertenecer a la selección venezolana y representar al país en un evento internacional en Cochabamba, Bolivia. Ahorita ya tiene 54 años y es la madre de Héctor Rodríguez de 34 años, ciclista pistero con títulos internacionales" relata. 

Continúa "¡que no se me escape!, me dicen Mamá Socorro porque mi mamá me puso Socorro por una promesa que le hizo a la Virgen y luego mi tía fue quien me presentó en la prefectura y me colocó el nombre que hoy tengo". 

Mujer del año 

Para contar sobre su trayectoria como profesional, Arroyó se recoge las mangas de la blusa y pone las manos como si fuera a volear un balón y cuenta que "fui deportista cuando estudiaba, luego me convertí la primera mujer presidente de una asociación de deporte del estado Trujillo".

Sigue, "después pasé a la Federación Venezolana de Atletismo en el año 82 y fue entonces cuando me nombraron Mujer del Año en Trujillo y tuve la oportunidad de visitar Bolivia y Puerto Rico. También hace 12 años recibí la Orden Ciudad de Valera y ya tengo 35 placas que me han dado distintas instituciones por la ayuda que les he dado" comenta recogiendo los labios hacía adentro.

Agrega que siempre le ha gustado la cultura y ha estado haciendo actividades en torno a ella desde que llegó a Valera y trabajó como maestra interina en la María Carrasquero durante 16 años, también en la Ricardo Labastidas y luego 24 años en la escuela Ciudad de Valera.

"Sobre mi vida en el Ateneo les cuento que llegué a la directiva con el profesor Oscar Enrique Portes, trabajamos siempre a honores y en ese tiempo se trajeron a los mejores artistas, bautizos de libros, exposiciones, y en una de esas no llegó el maestro de ceremonia y tuve que volverme hasta presentadora" deja salir una carcajada y asegura que ella es una cajita de sorpresas. 

La faraona del Momboy

La amante de la música española dice que su distracción de pequeña era ponerse a cantar con sus hermanos y brincar por todos lados, hoy en día ya no lo hace porque le falta el aire, pero en su época como maestra afirma que formó un dúo con el guitarrista y profesor Gerardo Sáez. 

"Nos invitaban a todos lados y no cobrábamos ni un centavo. Yo cantaba tanto que el morocho González me decía la Faraona del Momboy" narra Arroyo.

"Como poeta di el primer paso cuando escribí un texto sobre los 200 años del Bicentenario del Libertador, lo dejé guardado y cuando mi familia lo leyó, una de mis nietas me dijo que necesitaba un poema inédito sobre Carvajal, para leerlo en un acto que había en ese municipio, entonces me puse a escribir otra vez" explica María.

Después de eso dijo -bueno vamos a ver si la flauta suena- y añade que "me dije yo no tengo madera para escribir, pero como en la historia del burro que iba caminando, se encontró un flauta la tocó y creyó que era cantante, eso mismo me pasó a mí, y luego de que mi nieta leyó el poema "Orgullo Carvajalense" las felicitaciones sobraron, ¡aquello fue una locura!".

La idea fue de...

Mamá Socorro recuerda una tremendura: "una vez estábamos en un acto con todos los niños de las escuelas y en la tarima estaba hablando el Gobernador (no voy a decir quien porque aun vive y es copeyano), mientras los niños estaban cansados y paraditos aguantando sol desde hace rato. Como vimos la situación, decidimos cortarle la luz y por fin dejó de hablar, ¿adivinen de quién fue la idea?. 

Mamá Socorro: Amiga de mis amigos y respetuosa de la amistad. Orgullosa de mi familia.

Libros y proyectos

Actualmente Arroyo tiene libros de poemas sobre Valera, Trujillo, Venezuela, de Dios y anuncia que "muy pronto viene Reflejos que va a contener versos de la familia, amistad, Carvajal y en especial sobre una niña llamada Gabriela, de 13 años, quien tiene parálisis cerebral, yo la adoro y se lo voy a dedicar".

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