El sábado 16 de junio falleció la conocida maestra y ateneísta María de
Arroyo, a causa de una enfermedad que la aquejaba desde hace unos meses, y le
producía retención de líquidos en las piernas. Familiares, amigos y demás
conocidos lamentaron esta pérdida expresando que llevarán en sus corazones el
legado de La Maestra. Hoy, esta valerana de corazón será recordada a través de
la última entrevista que ofreció en vida
Ailyn Hidalgo Araujo
El sábado 16 de junio partió a
los brazos de Dios la conocida maestra y ateneísta María de Arroyo, a causa de
una enfermedad que la aquejaba desde hace unos meses, y le producía retención
de líquido en las piernas. Hoy, esta valerana de corazón será recordada a
través de la última entrevista que ofreció en vida:
-"Si hubiera sabido que
venían tan temprano a entrevistarme en mi casa, me habría ido a la peluquería,
¡miren como cargo este pelo!- expresa María Albertina Orta de Arroyo al recibir
a sus visitantes.
Al entrar a su hogar, se
observa un cuadro grande de Jesucristo abriendo los brazos y asimismo, la
conocida como "Mamá Socorro" da la bienvenida e invita a tomar un
cafecito.
Con la memoria de elefante,
Arroyo dice que si le piden que cuente su vida desde que tenía 5 años y vivía
en Petare-Caracas, ella lo hace. Pues, los 79 años de edad que tiene, solo se
perciben en sus pies que desde hace 6 meses están hinchados por retención de
líquido; "estuve varios días hospitalizada y por eso no estoy en la
playa" expresa sonriendo.
Mamá Socorro no deja salir las
risas que contiene en sus labios y mirando su blusa marrón dice "mi pasión
es ir al centro a comprar vestidos mientras estoy comiendo helado de guanábana.
Ah, y claro que lo encuentro porque sino, me lo trae uno de mis 5 hijos (que
antes eran 7), mis 17 nietos o hasta los 18 bisnietos que ya tengo".
| Siempre dispuesta a contar anécdotas |
El centro de la vida de Arroyo
por 35 años fue la directiva del antiguo Ateneo de Valera, con apenas nombrar
las primeras letras del centro cultural, el borde sus ojos se subrayan de rojo
y con la fuerza de un respiro profundo logra contener las lágrimas. "Ni me
preguntes por eso por favor, hoy en día procuro no pasar ni por el frente de
las instalaciones" pronuncia balanceando la mano de lado a lado.
Caraqueña
y valerana
"El día que cumplí 25
años, 7 de agosto de 1958, llegué a Valera solo por tres meses porque mi esposo
venía a trabajar en una compañía. Sin darme cuenta esas semanas se convirtieron
en 54 años" María vuelve a reír, cruza las piernas y mira hacía la ventana
resaltando su piel morena y pupilas color café.
"Yo soy una negra, fea y
gorda que vino a quedarse aquí muy feliz junto con mi compañero de toda la
vida, Rafael Arroyo de 88 años, con quien ya tengo 58 años de matrimonio. Él
era directivo de la asociación de softbol y también jugaba" María agrega
-¡ay! cuidao se le revienta la cámara sacándole fotos a esta
viejita".
Personajes
del ayer
Con innumerables anécdotas la
fluida conversación no da tregua al silencio, un sinfín de historias no se
pueden concentrar en una página y escogiendo lo más sustancial, Arroyo comienza
a hablar de Valera y sorprendida afirma que ya no es un pueblo sino toda una
ciudad:
| Arroyo junto a uno de sus nietos |
"Cuando me vine para
Valera era tranquila, bellísima, ¡limpia!, no habían supermercados sino
abastos. También era muy apacible, atractiva por su ambiente. Aunque me costó
adaptarme porque estaba acostumbrada al agite de Caracas, pero la amistad y
gente de aquí jamás la puedo olvidar, es maravillosa".
Recuerda a "Maximina
Salas y a la señora Josefa de Matheus, al popular Rengo que caminaba arrastrado
por el centro y era muy grosero, y al Guacharaco que popular bebedor. Como
añoro la Valera anterior, ahora aquí hay de todo menos valeranos".
Orgullosa
de Tailandé
No hacen falta las preguntas,
María toma las riendas de la entrevista y aún con sonrisas, suspira y narra
"en mi familia todos son deportistas de atletismo, básquetbol y voleibol,
la más destacada de mis hijos fue Tailandé".
"Ella a los 18 años
consigue ser la primera voleibolista trujillana en pertenecer a la selección
venezolana y representar al país en un evento internacional en Cochabamba,
Bolivia. Ahorita ya tiene 54 años y es la madre de Héctor Rodríguez de 34 años,
ciclista pistero con títulos internacionales" relata.
Continúa "¡que no se me
escape!, me dicen Mamá Socorro porque mi mamá me puso Socorro por una promesa
que le hizo a la Virgen y luego mi tía fue quien me presentó en la prefectura y
me colocó el nombre que hoy tengo".
Mujer del
año
Para contar sobre su
trayectoria como profesional, Arroyó se recoge las mangas de la blusa y pone
las manos como si fuera a volear un balón y cuenta que "fui deportista
cuando estudiaba, luego me convertí la primera mujer presidente de una
asociación de deporte del estado Trujillo".
Sigue, "después pasé a la
Federación Venezolana de Atletismo en el año 82 y fue entonces cuando me
nombraron Mujer del Año en Trujillo y tuve la oportunidad de visitar Bolivia y
Puerto Rico. También hace 12 años recibí la Orden Ciudad de Valera y ya tengo
35 placas que me han dado distintas instituciones por la ayuda que les he
dado" comenta recogiendo los labios hacía adentro.
Agrega que siempre le ha
gustado la cultura y ha estado haciendo actividades en torno a ella desde que
llegó a Valera y trabajó como maestra interina en la María Carrasquero durante
16 años, también en la Ricardo Labastidas y luego 24 años en la escuela Ciudad
de Valera.
"Sobre mi vida en el
Ateneo les cuento que llegué a la directiva con el profesor Oscar Enrique
Portes, trabajamos siempre a honores y en ese tiempo se trajeron a los mejores
artistas, bautizos de libros, exposiciones, y en una de esas no llegó el
maestro de ceremonia y tuve que volverme hasta presentadora" deja salir
una carcajada y asegura que ella es una cajita de sorpresas.
La
faraona del Momboy
La amante de la música
española dice que su distracción de pequeña era ponerse a cantar con sus
hermanos y brincar por todos lados, hoy en día ya no lo hace porque le falta el
aire, pero en su época como maestra afirma que formó un dúo con el guitarrista
y profesor Gerardo Sáez.
"Nos invitaban a todos
lados y no cobrábamos ni un centavo. Yo cantaba tanto que el morocho González
me decía la Faraona del Momboy" narra Arroyo.
"Como poeta di el primer
paso cuando escribí un texto sobre los 200 años del Bicentenario del Libertador,
lo dejé guardado y cuando mi familia lo leyó, una de mis nietas me dijo que
necesitaba un poema inédito sobre Carvajal, para leerlo en un acto que había en
ese municipio, entonces me puse a escribir otra vez" explica María.
Después de eso dijo -bueno
vamos a ver si la flauta suena- y añade que "me dije yo no tengo madera
para escribir, pero como en la historia del burro que iba caminando, se
encontró un flauta la tocó y creyó que era cantante, eso mismo me pasó a mí, y
luego de que mi nieta leyó el poema "Orgullo Carvajalense" las
felicitaciones sobraron, ¡aquello fue una locura!".
La idea
fue de...
Mamá Socorro recuerda una
tremendura: "una vez estábamos en un acto con todos los niños de las
escuelas y en la tarima estaba hablando el Gobernador (no voy a decir quien
porque aun vive y es copeyano), mientras los niños estaban cansados y paraditos
aguantando sol desde hace rato. Como vimos la situación, decidimos cortarle la
luz y por fin dejó de hablar, ¿adivinen de quién fue la idea?.
Mamá Socorro: Amiga de mis
amigos y respetuosa de la amistad. Orgullosa de mi familia.
Libros y
proyectos
Actualmente Arroyo tiene
libros de poemas sobre Valera, Trujillo, Venezuela, de Dios y anuncia que
"muy pronto viene Reflejos que va a contener versos de la familia,
amistad, Carvajal y en especial sobre una niña llamada Gabriela, de 13 años,
quien tiene parálisis cerebral, yo la adoro y se lo voy a dedicar".
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